martes, 28 de noviembre de 2017

EL INCENDIO DE LA IGLESIA QUE MIRABA AL MAR, AGAETE 28-6-1874.

Solar donde se encontraba la antigua iglesia, actual centro parroquial.

Así describía el Agaete de mediados del siglo XIX, un viajero anónimo en su crónica publicada en el periódico "Aurora" de 25-06-1848.
"Desde que se baja el Lomo de las Chiqueras o Moriscos, se descubre el principio del pueblo, o mejor dicho, el fin; pues mirando un poco a la derecha se encuentra el cementerio, de antigüedad casi desconocida, y por cuya razón se halla en un estado ruinoso e incapaz de encerrar más cadáveres, algunos se han enterrado fuera de él y hasta han servido de pasto a los animales carnívoros. Esto es horroroso amigo mío y no puedo comprender cómo un pueblo donde hay hombres y religión se permite semejante escándalo.
Por el estilo del cementerio es el caserío de la población poco más o menos, no hay de notable respecto de esto más que el hermoso empedrado de las calles, sin concluir por supuesto como todas nuestras cosas buenas y una casa que a manera de castillo feudal descuella por encima de las demás y pertenece a un ricacho labrador (el actual ayuntamiento). Hay porción de fábricas empezadas; porque los vecinos derriban sus casas para convertirlas en huertos de tuneras, en donde se produce admirablemente el nopal, así es que siguiendo de este modo, creo que dentro de poco tiempo cada casa de Agaete abrigará 4 o 5 millones de vivientes y vendrá a ser el pueblo más cochinero de la isla.
Sus habitantes son maliciosos y reservados y se hallan divididos en continuas guerras que no son de este lugar. Tienen mucha afición a la música..."
El Agaete de aquellos años finales del siglo XIX, "la Plaza".

No describe  la iglesia, por lo que no debía de destacar sobre las demás construcciones, el pequeño templo se encontraba en la trasera de la actual iglesia, en el lugar que hoy ocupa en centro parroquial y aledaños.
No tenemos fotos ni datos concretos aparte de los que se pueden extraer e interpretar del archivo parroquial y de  la memoria que nos han ido trasmitiendo los que en otras épocas, coincidieron en el tiempo con testigos presenciales, pero debió ser pequeña y estar en estado bastante ruinoso en el momento del incendio.
Los restos de la antigua parroquia y sus alrededores, obras de construcción del actual centro parroquial en la trasera de la iglesia.

Se decía que era "pequeña y aseada", su fachada daba al mar,  que tenía una torre campanario a su espalda, aislada de la nave principal, aunque sobre esto hay ciertas dudas, donde poco antes del incendio habían tenido que colocar una puerta para evitar que la chiquillería  soliviantara al vecindario  cada dos por tres tocando las campanas, sobre la fachada principal había otra campana que se tocaba desde el exterior, todo se encontraba dentro de un recinto amurallado similar a la ermita de las Nieves, con una pequeña plazoleta delante de la puerta principal.
Según se contaba se accedía al recinto  por una amplia escalinata que daba a la calle del "camino a Las Nieves". En sus proximidades se situaban los restos del antiguo y primitivo cementerio de la villa. La pequeña iglesia había servido de consuelo espiritual al poblado de Agaete, durante más de tres siglos.
Lugar aproximado donde se encontraba la antigua iglesia.

El día 28 de junio de 1874,  vísperas de la festividad de San Pedro, a las siete y media el sacristán realizó el rezo del novenario al apóstol, al estar el cura Don Antonio González Vega indispuesto por un resfriado, a las nueve el sacristán volvió para tocar a animas, marchándose sin observar nada anómalo en la iglesia.
Mientras caía  la noche el pueblo se iluminaba con las tradicionales hogueras de la víspera de San Pedro en el cercano barranco, en las laderas de San Sebastián, en las Peñas, el lomo el manco... ardían unas cuantas.
Los poco más de 3.000 vecinos de Agaete desconocían la gran fogalera que se estaba preparando y que había comenzado en el altar mayor de la iglesia parroquial. 
Sobre las 21,30 horas, el resplandor de las llamas que salían por las ventanas y el deteriorado techo de la parroquia hacen que alguien de la alarma y comience a tocar a arrebato las campanas mientras el fuego se lo permitió.
Todo el pueblo fue concentrándose en la amplia plaza que se encontraba a la espalda del templo, entre llantos, gritos, rezos y lamentos, incrédulos de lo que estaban observando, fue inútil todo esfuerzo para sofocarlo. 
Las llamas, ante la atónita mirada de la virgen de la Concepción patrona de la villa que desde el altar mayor observaba, fueron consumiéndolo todo, hasta que le llegó el turno a la misma "Purísima". 
Más de  tres siglos de historia y pequeñas obras de arte que la vieja iglesia había acumulado, desaparecieron en cuestión de instantes. El rico artesonado mudéjar del techo se desplomaba, lo único que quedo en pie fue el paredón que se encontraba detrás del altar mayor y en la hornacina las cenizas de la pequeña imagen de la virgen de la Concepción, patrona de la villa. 
Gracias a la sagacidad y valentía de algunos vecinos, entre ellos el alcalde D. Antonio de Armas y Jiménez, que con gran riesgo personal, forzaron una puerta lateral, entraron en la sacristía y salvaron los libros, legajos del archivo parroquial, algunas vestimentas del ceremonial religioso,  y otros pequeños objetos de culto, además se salvaron las campanas.
De aquella tragedia quedó una copla en la memoria de los agaetenses:

El veintiocho por la noche 
el fuego devorador
en menos de media hora
sin iglesia nos dejó.
La purísima sin mancha
permanecía en pie
dándonos la despedida 
para más nunca volver...

Parece que se le achacó las causas del fuego a unas velas mal apagadas cerca del altar, aunque algunos historiadores sospechan, sin fundamento, de una mano negra detrás, para  poder construir uno nuevo acorde con la importancia que la villa iba asumiendo, ya que la iglesia siempre había puesto pegas a la construcción de un nuevo templo por el gasto que ello llevaba y terminaban de construir los de de Guía y Galdar.

Meses después, en octubre de 1874, el Obispo de la diócesis  visita la localidad y coloca la primera piedra del actual templo, en las proximidades del anterior.
Como la fe mueve montañas, de donde solo quedaba un paredón y cenizas, con el trabajo de todo el pueblo, resurgió el nuevo templo.

Visita del Obispo Pérez Muñoz 1910, fotos archivo municipal:







La nueva iglesia.
La plaza a finales del siglo XIX principios del XX.

La iglesia en la actualidad.



Bibliografía consultada:
Arquitectura y artes plásticas en la Villa de Agaete, ANTONIO J. CRUZ Y SAAVEDRA.
El Eco de Canarias, 28 de Junio de 1974, S. Vizcaíno.
Archivo municipal de Agaete.

lunes, 20 de noviembre de 2017

PREGÓN FIESTAS DE LA MILAGROSA 2017, EL RISCO DE AGAETE.

Don Federico Bravo de Laguna, farmacéutico de Agaete.

FIESTAS DE LA MILAGROSA 2017
EL RISCO DE AGAETE
Pregonero: D. Federico Arencibia Bravo de Laguna
15 de septiembre de 2017

Estimado Sr. Alcalde, autoridades, familia, amigos y amigas del Risco. Es este momento que para todos nos dice tantas y tantas cosas; nos transporta al pasado y nos hace recordar a tantas personas que ya no están con nosotros; a nuestras tradiciones, a nuestras amistades, a nuestras alegrías y nuestras penas.

Es en este momento y en este marco maravilloso y paradisiaco al pie del Tamadaba, hacemos un parón a lo rutinario de cada día y nos disponemos a celebrar las Fiestas de la Milagrosa con el máximo esplendor y fe a gusto de todos.

Ha sido para mí un honor que haya sido nominado por la comisión de fiestas (Claudio, Fina, Mónica) para ser pregonero de las fiestas de este año 2017 y que la celebremos en armonía, en paz y con muchísimo amor.

Deseo que vivan unas fiestas tradicionales y profundamente religiosas y que sea motivo de reencuentro, con los que necesariamente han tenido que emigrar por motivo del paro; y que regresen a sus casas con nuevos bríos y totalmente relajado.


Pero también es verdad, que no podemos vivir solamente de recuerdos, tenemos que ver la realidad de nuestro presente y mirar con optimismo hacia el futuro.

Futuro, que es imprescindible acabar con el suplicio de la carretera de Agaete al Risco, atravesando el Faneque con túneles, como se ha conseguido recientemente el Risco a la Aldea; potenciar el turismo rural, en este lugar privilegiado que la naturaleza y esfuerzo de los vecinos han logrado que este sea sitio e paz y de sosiego desde la playa al Charco Azul. También potenciar la industria como Arterra con yogur y quesos, quesos de Bartolo y su mujer Rosario y crear otras nuevas. Ha sido una pena que cerrara la fábrica de Aloe Vera que se trasladó a Fuerteventura.

Recientemente he visitado el Risco y he quedado sorprendido como ha quedado la Ermita de la Virgen de la Milagrosa, el teleclub, el centro de salud que todavía no se ha abierto para que al menos un médico pasara consulta una vez a la semana. También visite la escuela muy amplia con mucha luz y buena zona de recreo. Además mucha limpieza en todo el barrio.

Los que vivimos en el noroeste de Gran Canaria, tenemos la suerte de ver el conjunto de montañas y acantilados más bonitos de todo el archipiélago canario. Desde el macizo del Faneque con más de 1000 metros de altura, montaña sagrada de los antiguos pobladores de canarias, la punta de la Aldea que asemeja a una cola de un animal antidiluviano y que se ve a las tres montañas negras que el poeta Alonso Quesada llamó montaña bruja y que al llegar a Agaete una vez pasada el puente del Juncal, da el efecto óptico de que vienen caminando.

A mitad de estas montañas se encuentra el Risco, lugar de paz y silencio y que los antiguos llamaban Ayatirma (como Ayacata – Ayaguares) y lo mejor de este lugar son sus personas con fuentes de carácter y generosas.

El Risco en un principio pertenecía al municipio de Artenara, pero debido a la distancia al pueblo, los vecinos pidieron la incorporación al municipio de Agaete.

A Artenara se le dejo salida al mar por las Arenas y el Anden Verde.

Llegué a Agaete el primero de septiembre de 1958, o sea, hace 59 años. Iba a cumplir 25 años ese año en octubre, por primera vez un satélite llamado Sputnik con una perra como pasajero de nombre Laika daba la vuelta a la tierra varias veces al día. Me hizo pensar que estábamos viviendo el comienzo de una nueva era, como fue el viaje del hombre a la luna por los americanos años después.

Conocía a Agaete pues a principio de los años 40 venía con mis padres al Hotel Guayarmina para los baños en los Berrazales. Tengo que confesar que cuando llegué a Agaete no sabía que existía el barrio del Risco, y siempre venía a la fábrica de calzados de D. Valentín Armas en la cuesta de San Sebastián para hacerme unas botas.

Las primeras noticias sobre el Risco fue a través de Juan José García Rosario, mi auxiliar y gran persona, que conocían como Juan José el de la botica y me habló muy bien de los serios, buenas personas y nobles que eran los vecinos del Risco. También supe, y bien, del Risco por Carlos Trujillo García.

La primera persona que conocía del barrio del Risco fue a Juliana Álamo Medina (esposa de Perdomo), que llegó a tener 13 hijos, me pareció una persona alta, fuerte e inteligente, con carácter pero muy buen corazón, pues al tener tantos hijos llevaba muchas medicinas, que otros vecinos del barrio le pedían para sus hijos cuantos éstos se ponían malos.

También en esa época conocía a Ignacio Diepa y a su hija Fina, que tenía un problema de huesos y le recetaban unas inyecciones llamadas Crescomon que valían un barbaridad para la época (3000 pesetas) y le pusieron 300 inyecciones pero mejoro mucho de sus huesos. Sólo había dos casos en Canarias con el mismo problema.

Aparte de la familia Perdomo, tenía mucho contacto con Lolo y Paca, pues a sus tiendas enviaba las medicinas con los coches de hora que hacían el trayecto a la Aldea y creo que debemos un merecido recuerdo para el chofer Justo y Paquito el cobrador.

También quisiera tener un recuerdo para el practicante D. José Rodríguez Martina, que ayudó a muchas mujeres del Risco a traer al mundo a sus hijos. También un recuerdo a la comadrona Victorina. Destacar los médicos de familia D. José Martinón, D. Cayetano Guerra, Fernández Retana, Betancort López, Guillermo Arbelo, Jesús Rodríguez, Agustín Álamo. 

En aquella época hacía en la farmacia la prueba de la Rana (Ranas macho), para saber si las mujeres embarazadas.

La imagen de la Milagrosa antigua estaba en la Casa Castillo y allí se celebraban las fiestas, que era de tamaño pequeña metida en una urna y que iba de casa en casa, como ocurría en el casco urbano de Agaete con la Virgen del Carmen que mandaba la maestra Dña. María Sánchez y después al fallecer la profesora del instituto Dña. Julia Mendoza.

La imagen actual de la Milagrosa se puso en la escuela en 1959, siendo profesora D. Evarista Santana Martín, habiendo sido comprada la imagen con la ayuda económica de Domingo Rosario y Rosario Medina (padres de Domingo y sus hermanas del Risco de Abajo) y Salvador y Chana de Cañada Honda.

Hoy la virgen está colocada en la ermita nueva de manera definitiva. Aunque pasó una temporada en el teleclub tras unas cortinas al fondo del salón, lo cual me dio mucha pena.

Fue en el año 1960, siendo alcalde del barrio Juan Álamo, cuando fui a las fiestas de la Milagrosa fuera de la escuela donde vi la devoción y alegría de los vecinos y esa fe que da carácter a los hijos del Risco. (La Luz llegó al Risco en 1986).

Todos los años iba de inspección al Risco para mirar las condiciones higiénicas y sanitarias de las tiendas del barrio y la de la escuela que estaba a la entrada del Risco. La primera maestra que visité fue Evarista Santana Martín, luego estuvo otra que no conocí Olga Márquez y después los hermanos Paco, Carmelo, Tere y Rafa Sosa Cruz, hijos del buen amigo Francisco Sosa “Panchito el de Titi”, funcionario del Ayuntamiento de Agaete. Todos esos profesores han hecho una gran labor docente. 

De esa escuela salieron alumnos que fueron a Guía y Gáldar a estudiar estudios superiores con mucho sacrificio al igual que los chicos del Sao, y se hicieron profesores, enfermeros y otras titulaciones.

En la primera visita al colegio cogí muestra del agua, pues me extrañaba que los habitantes del Risco tenían buenos dientes, pero que estos tenían manchas de color marrón claro, que me hacía pensar que esa agua tenía flúor. La lleve a sanidad y se confirmó que tenía exceso de flúor. El flúor es bueno para evitar que se produzcan caries (muelas picadas) y hoy día todas las pastas de dientes contienen flúor. El agua de consumo en aquella época era de los manantiales Merosilla y Juangorro.

Como cosa curiosa como al principio no conocía a las personal del pueblo, sabía que eran del Risco por las manchas en los dientes y siempre acertaba.

Por último deseo que protejan el entorno: cuidar mucho el Charco Azul; la playa hay que potenciarla y hacer un camino asfaltado con palmeras canarias a ambos lados así como en el mar hacer una barra o dique para que las olas lleguen mansamente a la orilla y traer arena.

El Faneque con túneles pero no con dinamita y sí con máquinas que taladran a mucha velocidad como se hace en toda Europa y se ha hecho en el sur de Gran Canaria desde Arguineguin a Mogán en poco tiempo y cuy maquina está todavía en el sur a un lado de un túnel tapado con puerta.

Felices fiestas, que sean felices y que tenga un recuerdo para los que ya no están con nosotros. Muchas gracias.

Federico Arencibia Bravo de Laguna.-

EN LAS ROCAS DE LAS NIEVES.
!El puerto de Las Nieves, solitario y lejano,
junto a unas rocas negras¡....
Hace ya muchas horas que en una extraordinaria narración,
nuestros ojos vieron delineadas estas montañas brujas...
Allá por nuestros años primeros de colegio,
¿no recordáis los imanados montes
á donde una galera arribó misteriosa
porque una mano extraña le desvió la ruta?
Este mar se ha dormido hace cien años....
!Mira que dentro de las rocas hay un encanto hecho¡...
Un anillo... una flecha... !una palabra acaso¡ hará surgir la ansiada princesa de Darío...
"que estaba triste de esperar".
Esas cosas vulgares de todos los amigos poetas, nuestra alma iba labrando triste.
Era  al atardecer... !Con una nueva amada marchaba el corazón entre los cuentos¡
Alonso Quesada.

martes, 7 de noviembre de 2017

LA HISTORIA DE LA FUENTE DE LOS CHORROS DE AGAETE.

Vendedoras de bernegales o tallas, Agaete de finales del siglo XIX. Plaza de Andamana, en la actualidad Plaza de Tomas Morales.

Durante muchos siglos, probablemente desde antes de la conquista, el abastecimiento  de agua potable a la población de Agaete se tomaba de los nacientes que afloran en el lugar denominado "el Caidero", situados en el barranco junto al casco urbano de la villa.
De las noticias y documentos históricos que se tienen conocimiento, antiguamente se tomaba toda el agua que necesitaba la población en cacharros y bernegales, de un chorro que manaba debajo de una huerta, junto al llamado "Caidero", propiedad de D. Francisco Medina, denominada "fuente del Obispo".
La fuente del Obispo a finales del siglo XIX.

Las aguas sobrante discurría libremente y eran aprovechadas por la heredad denominada "del Caidero" o "Real", para el riego de  fincas aguas abajo.
El 19 de febrero de 1896, un gran temporal de agua sobrevino sobre la villa, el barranco se dividió en dos a la altura del actual campo de fútbol, aislando el barrio de San Germán que quedó como una isla en medio de los dos cursos que tomaron las aguas, arrasando las huertas situadas sobre la primitiva fuente, cambiando la configuración del barranco, apareciendo el naciente en un lugar incómodo para abastecer a la población.
A la izquierda de la fotografía, lugar donde estaba la primitiva "fuente del obispo", el Caidero antes del temporal de 1896, (Fedac)

El ayuntamiento presidido por el alcalde Cristóbal Jiménez, ese mismo año de 1896, con las ayudas que habían llegado de la solidaridad de las islas y de la propia Reina regente que envía un donativo, procedió a la reparación del manantial, construyéndose un acueducto desde donde manaba el agua hasta un lugar algo más abajo donde se creía libre de peligro, en la orilla del barranco, construyendo una pequeña fuente con varios caños o chorros, siguiendo la población suministrandose de aguas sin límite alguno como lo venía haciendo de siempre, aprovechando la heredad las aguas sobrantes.
La fuente de los Chorros reconstruida tras el temporal de 1896.

La noche del 21 de octubre de 1927, otro fuerte temporal cayó sobre Tamadaba y todo el valle de Agaete,  el fuerte barranco que corrió durante varios días destrozó la acequia y acueducto que trasladaba las aguas desde el manantial a la fuente, y no fue esto lo peor, la fuerza de la barranquera trasladó el naciente a un nivel más bajo del original, por lo que el agua dejo de manar de la fuente que quedo a un nivel más alto,  por lo que la población se vio obligada a suministrase el agua directamente en el mismo naciente, con gran incomodidad y bastante peligro para la salud.
El caidero a finales del siglo XIX

Dos años después del temporal, en octubre de 1929, el ayuntamiento procede a buscar una solución dadas las protestas de los vecinos, procediendo a construir una nueva fuente, para ello en el mismo naciente debajo de los antiguos huertos, practicaron un socavón  de unos dos metros de profundidad al lado del mismo caidero, para buscar el nivel de las aguas que había ido bajando con los sucesivos barrancos, empalmando una tubería de cemento hasta la nueva fuente, situada en las proximidades de la anterior, que consta de varios caños o tomaderos, como la antigua.
Los sucesivos temporales causaron daños a la fuente que el ayuntamiento y la heredad reparaban, teniendo que ir bajando el nivel de los chorros para ir adaptándola al nivel del manantial, hasta como la conocemos en nuestros días.
Los Chorros tras una restauración en 1979.

Los chorros y los lavaderos anexos fueron hasta finales de los cincuenta y principios de los años sesenta del pasado siglo, en que se generalizó la instalación del agua corriente en las viviendas de la villa, punto de encuentro, lugar de intercambio de cuentos y noticias, de discusiones por ocupar el mejor puesto del lavadero, de amores y desamores, de canto de las más "enraladas", mentidero oficial, lugar de juegos infantiles de múltiples generaciones. La cuesta de los chorros  era un ir y venir hasta la madrugada de una multitud de gente con las tallas a la cabeza, de los aguadores como Manuel "el carila" o Francisco "el pupulo" con los cacharros al hombro.
Manuel "el carila", aguador .

De ir a buscar el agua a los chorros no se libraba nadie (costa de Moya, años cincuenta).

Reparación de los chorros años 1978.
La acequia colindante año 1978.

A pesar de que en todos los programas de los partidos políticos, legislatura tras legislatura, siempre llevan actuaciones en el lugar para recuperar la memoria de los chorros y la acequia "Real", lo cierto es que el estado actual del lugar es lamentable, abandonado, el agua entubada y sucio. 
Urge una actuación que recupere este espacio para el pueblo, dueño en parte desde tiempos inmemoriales según acta de pleno sobre inventario de propiedades municipales, de fecha de 26 de noviembre de 1959, que certifica los derechos que tienen los vecinos a la saca y toma del agua que necesiten para abasto y similares, lavadero y abrevadero, de las acequias ubicadas en el barranco "Real", de las aguas de la "Heredad del Caidero y Fuente del Álamo" (esta última estaba en el interior del actual Huerto de "Andreita", colindante con el aparcamiento del Huerto de las Flores.)



Niños bañándose en la última crecida del agua hace unos años.



                        En cualquier lugar de Canarias. 
Bibliografía:
Archivo histórico municipal.